Millones de personas viajan cada año al extranjero en busca de atención médica accesible y de calidad. Sin ir tan lejos, esta clase de visita es una de las más importantes interacciones entre los habitantes de las ciudades fronterizas de México y Estados Unidos.
Hay muchos factores detrás de este fenómeno. Los servicios médicos pueden llegar a ser hasta 80 por ciento más baratos de este lado de la frontera, además de que el sistema de salud pública estadounidense no cubre áreas como la odontología, los procedimientos estéticos y la oftalmología.
También existe un elemento de carácter generacional: una creciente población de baby boomers en edad de retiro y con alta demanda por servicios médicos que estén al alcance de sus posibilidades.
De estas condiciones se desprende la tendencia del turismo de salud, que, además del puramente médico —cuyo fin principal es atender una enfermedad—, integra a otro tipo de viajero que busca terapias integrales, pero que también se da el tiempo de conocer el sitio que visita.
En este último tipo de turismo, llamado de wellness o bienestar, los tratamientos no se limitan a la salud física, sino que se extienden a prácticas psicológicas y espirituales como la relajación y el mindfulness.
México se ha convertido en el principal destino de este ramo en Latinoamérica, con un mercado valuado en 10.5 millones de dólares: cuatro veces mayor al de Brasil.(i)
En la vanguardia de este movimiento ya figuran algunos hot spots. Tal es el caso de Tulum, en el Caribe mexicano, con un auge importante entre los turistas extranjeros, principalmente europeos, quienes ya no lo consideran solo un destino eco-chic de playa.
Tulum ha sido reconocido como la capital mundial del yoga y, gracias a la celebración de eventos especiales, ha logrado colocarse entre los favoritos del sector a nivel mundial.
El boom ha llamado la atención de la industria hotelera, que ya empieza a capitalizar la oportunidad. En las costas, los hoteles boutique se autonombran wellness centers y prometen experiencias únicas como complemento a un estilo de vida balanceado y libre de estrés.
Estos establecimientos ofrecen paquetes base y planes personalizados con opciones como clases de yoga, sesiones de mindfulness, tratamientos de spa, y comida fresca y saludable.
Los retiros y eventos de cultura wellness también están en boga. Por ejemplo, el Tulum Veg Fest, con sede este año en el hotel Dreams Tulum Resort & Spa, se ha convertido en el festival vegano más importante de México.
En otros destinos afines a este tipo de turismo, el giro del hospedaje enfrentará tarde o temprano una disrupción por el estilo, y los modelos de enfoque wellness podrían ser soluciones válidas por adoptar, considerando que ya han sido probadas en entornos similares.
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Bibliografía:
i. Deloitte, Turismo médico y turismo de bienestar, ‘Más allá de la sala de espera’ 2018.
https://www2.deloitte.com/content/dam/Deloitte/mx/Documents/bienes-raices/2018/Turismo-medico-y-de-bienestar-2018.PDF
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