El negocio del desarrollo inmobiliario no debería ser un juego de azar. A diferencia de apostar a ciegas y sin conocimiento de las cartas del sector, invertir con inteligencia es colocar el dinero en un proyecto de manera informada y fundamentada.
Con el paso del tiempo y la sofisticación del negocio, los terrenos ya no solo son pedazos de tierra en breña, sino recursos importantes que, de la mano con modelos de negocios integrales, extienden su valor exponencialmente.
La valoración de activos en la industria ha evolucionado de un modelo de intuición y experiencia a uno de indicadores financieros; de la visión de corto plazo a la de largo; del reinado de la ubicación y los metros cuadrados a un sistema donde la diferenciación de productos y la experiencia de compra pueden incluso destronar a la ubicación en importancia.
Como compradores, estamos dispuestos a sacrificar unos cuantos metros cuadrados o minutos más en el coche para llegar a proyectos con ofertas más atractivas en sus componentes.
Y hablando de modelos de negocio, ¡ni se diga! Desde inicios de siglo, los levantamientos de capital se han vuelto cada vez más versátiles, con esquemas como pool de rentas, senior living, venta de air rights y modelos más estructurados por la necesidad creciente de proyectos profesionales e institucionales para fondos de capital privado, fibras y bancos.
A fin de cuentas, y como lo comenta José Villarreal reiteradamente, el dinero, así como los terrenos, son commodities; lo que hace falta son proyectos interesantes.
Así, amén de que quieras aportar una obra maestra, consolidar tu patrimonio o solo generar liquidez con un esquema cash-out, en este juego matemático no debes apostar con probabilidades aleatorias cuando existen indicadores financieros que, tomados bien en cuenta, pueden arrojar mucha luz y certidumbre. En tal contexto, tener más información que el resto del mercado aumenta tus posibilidades de ganar.
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