En los últimos años, las redes sociales han demostrado ser una herramienta de gran valor en la ambición de alcanzar los distintos objetivos de una marca. Desde posicionarla entre la audiencia meta hasta acompañar a los clientes en su recorrido de vida, estas plataformas nos ayudan a todos de manera excepcional.
Según la definición de Steve Blank en su libro El manual del emprendedor, una startup es “una organización temporal diseñada para buscar un modelo de negocio que sea repetible y escalable”.
Hoy queda claro que estas empresas de reciente creación se han vuelto tema común en las conversaciones de negocios y que cada vez hay más emprendedores que buscan una vía rentable para agregar valor individual y colectivo.
Es aquí cuando encontramos un punto de conexión entre las startups y las redes sociales. Mientras que el emprendedor busca posicionar su marca para asegurar y respaldar el funcionamiento de su modelo de negocio, los también llamados social media fungen como un puente para transformar un modelo de negocio estacionario en una herramienta funcional al alcance de todos.
El marketing digital ofrece distintas estrategias para el logro de nuestros objetivos. Ya sea con marketing de contenido —para atraer tráfico a nuestros canales en primeras etapas— o inbound marketing —que gestiona el proceso desde la atracción hasta la conversión de prospectos—, las redes sociales nos sirven como plataformas para impulsar nuestras estrategias clave.
En mi experiencia de trabajo con startups, una duda común a la hora de analizar una estrategia de marketing digital es en qué redes tener presencia. Normalmente se basan en tres principales: Facebook, Instagram y LinkedIn.
Mientras que Facebook e Instagram nacieron con la vocación de acercar a las personas a nivel personal, LinkedIn es un medio orientado al ámbito profesional. Ahora bien, ¿qué red social es más importante y cuáles se deben abarcar? Todas. Mi recomendación sería: mientras puedas utilizar las tres plataformas de manera correcta, hazlo. Cada red social tiene objetivos y mercados diferentes; sin embargo, tu cliente puede estar en una de ellas o en todas.
Dado que cada red social tiene un perfil diferente, como empresas debemos diversificar nuestros estilos y formatos. Esto debe alinearse con el plan de contenido de cada startup.
Para facilitar el proceso, establecemos cuatro tipos básicos de contenido: entretener, inspirar, educar y convencer. El éxito radica en aprender que a cada uno le corresponde un formato que se ajuste a su meta. Por ejemplo, si queremos educar, una guía, un e-book o una infografía puede ayudarnos; si buscamos entretener, entonces una encuesta o concurso puede ser más eficiente.
Así, los pasos para cualquier startup que aspira a tener presencia en redes sociales son:
- Definir objetivos claros y medibles.
- Establecer la estrategia de marketing
- Elaborar un plan de contenido basado en objetivos que incluya aspectos específicos como la fecha de publicación, el formato del arte, copy interior y exterior.
- Diseñar plantillas para el arte que se utilizará en cada tipo de formato expuesto.
- Publicar, medir, analizar y ajustar la estrategia.
Estoy convencido de que las redes sociales son y seguirán siendo herramientas importantes para lograr posicionar una marca, atraer nuevos leads y establecer una relación con nuestros clientes.
La recomendación a corto y largo plazo es considerar que nuestra meta principal para generar una conexión con los usuarios se alcanza respondiendo a sus preguntas, dándoles contenido que les agregue valor y lograr que se queden con ganas de más.
Si eres fundador de una startup y estás dudando cómo asumir el reto, solo anímate a dar los primeros pasos. Finalmente un modelo de negocio interesante siempre merece la oportunidad de darse a conocer al mercado, y hoy ¿qué mejor manera de exponer un producto o servicio que las redes sociales?
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