Es probable que esta pandemia nos herede una nueva normalidad, con una serie de efectos en la dinámica de muchos sectores y en el comportamiento del consumidor.
Entre la incertidumbre y la búsqueda de respuestas en el mundo, Wuhan ha demostrado que es posible volver a la vida tras el embate de un virus sin precedentes; sin embargo, también es cierto que dicha versión de normalidad es muy diferente a la acostumbrada.
Exploremos algunos hábitos, comportamientos y estilos de vida que podrían verse afectados en los próximos meses.
Desconfianza inicial
Dado que la herida de la crisis tardará en cicatrizar, la gente optará por la cautela, aunque esto le implique costos en otros frentes. En general, llevará tiempo reconstruir la confianza entre los distintos actores de la sociedad; entre los más afectados incluso habrá mayores muestras de miedo e intolerancia. Sin embargo, con el tiempo, la confianza perdida se irá recuperando, como ha ocurrido en procesos anteriores.
Adopción de la compra en línea
En estos meses hemos aprendido a comprar todo tipo de bienes en línea. Aunque estos medios digitales de compra no son nuevos, es cierto que muchos se han visto gratamente sorprendidos ahora que se vieron orillados a usarlos, por lo que su adopción se acelerará más.
Afinidad por la tecnología
Las medidas ante el brote del coronavirus también profundizaron el arraigo y la dependencia de la tecnología en nuestras vidas. Los efectos de distintas herramientas sobre asuntos como el trabajo a distancia, la convivencia, el entretenimiento y la rutina diaria serán de larga duración. Empresas y aplicaciones como Zoom, Slack, Netflix y Steam serán solo algunas de las ganadoras tras la contingencia sanitaria.
Aumento en el trabajo remoto
Lo que antes era un deseo incumplido de varios se volvió una necesidad de muchos trabajadores. A partir de este experimento masivo de home office, las empresas se animarán a abrirse más a estos esquemas laborales y a tener políticas más flexibles que les permitan adaptarse mejor al cambio.
Reestructura de espacios inmobiliarios
Aunque en los mercados de vivienda residencial abunda el pesimismo y el descenso temporal en las ventas, lo cierto es que la gente aún tiene la necesidad de comprar y vender sus casas, sobre todo si el bono demográfico es favorable. En este sentido, los open houses serán reemplazados por recorridos virtuales para la labor de venta, mientras pasa el pánico del virus.
El mercado inmobiliario comercial también sufrirá modificaciones. Dado que cambiarán nuestras formas de interacción, los desarrolladores tendrán que replantearse el uso de ciertos espacios, lo que conllevará reconversiones como, por ejemplo, transformar el uso de un edificio que originalmente era de oficinas a uno de vivienda o un mall a un centro de distribución.
Para concluir, el COVID-19 significa, sin duda, una sacudida en varias dimensiones de nuestra vida. Sin embargo, muchos de estos cambios también serán positivos: por ejemplo, más personas podrán trabajar desde sus casas, lo que podría representar mayor satisfacción y productividad laboral; asimismo, la adopción del comercio electrónico se traducirá en experiencias de compra más fáciles y convenientes.
En general, nuestros nuevos comportamientos y maneras de convivencia moldearán los espacios físicos y digitales del futuro, por lo que ninguna industria debe perder la pista de los cambios y, sobre todo, su capacidad de reacción ante ellos.
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